Hoy me he acercado a ver a mi madre, como siempre con prisas y algún encarguillo tipo "¿me coses esto cuando puedas?"
A ella le brillan los ojos en cuanto me ve, me reprocha bajito que siempre voy con prisas, me pregunta si estoy bien, al rato repite la pregunta. La beso y le digo que "sí, claro", que vendré con más tiempo a recoger esa blusa con la que obrará el milagro de que me quede maravillosa.
En cuanto llego al coche me doy cuenta de que me he dejado las llaves (Dios, hoy llego tarde al trabajo!!)
LLamo al interfono y escucho, "te has dejado las llaves, las bajo?" "no, subo yo".
Blasfemando como un forastero subo en el ascensor y en cuanto abro la puerta ya veo una mano con las llaves y oigo un susurro que me dice "no corras". Por un momento pienso en cojerlas y salir chutando pero, me relajo, termino de abrir la puerta y me abrazo a mi madre. Le digo que no se preocupe que hoy no pasa nada si llego un poco tarde.
De repente me mira y me dice, "¿en serio, hija? pues mira a ver si puedes abrirme, que se me ha cerrado la puerta y me he quedado en la calle".
Me he quedado muerta. Se hubiera estado en el descansillo hasta que llegara mi padre por no hacerme perder un minuto de mi tiempo.
He llegado un poco tarde, sí, y encima con los ojos llorosos de pensar en lo asombroso que es hasta dónde puede llegar la generosidad maternal.
Tengo la mejor maestra y gracias a ella puedo aprobar cada día con buena nota.
Qué maravilla. Y cuánto tardamos en descubir esto... los que no tenemos hijos.
ResponderEliminarA ver si somos capaces de hacer sentir a nuestros hijos lo que hemos sentido por nuestros padres... Creo que lo tenemos más difícil, pero ahí está el reto.
ResponderEliminarPreciosa anécdota, y muy significativa...
besos
Nunca es tarde si la dicha es buena, Micro.
ResponderEliminarHoy tengo especiales ganas de besarte, puedo?
Ha sido uno de los principales objetivos de mi vida, De Cenizas, y parece que ya empiezo a recoger los frutos.
ResponderEliminarBesos salados.
Traidoporlacuriosidaddesdegondalentroyveo,comosiempre,mundoyamorapartesiguales.saludoss(s)
ResponderEliminarMe parece una escena de película Almodóvar: tierna, entrañable y con un toque de humor inocente.
ResponderEliminarY, de tal palo, tal astilla. Seguro que tú eres igual.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarme encanta cuando se habla así de las madres.
ResponderEliminarson un apoyo para nosotros.
yo he aprendido que si tu madre es así contigo tus hijos lo seran contigo. No se si tienes hijos, yo si, y espero que ellos me traten como yo trataba a mi madre.
también es verdad que yo los trato muy bien jejejej
me ha gustado esta anecdota desnuda y sencilla
enhorabuena
ah
y felicidades por qué?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarpuesnosabescomomealegraverteporaquí
ResponderEliminarPodría contarte miles como esa, Ulises.
ResponderEliminarSí soy, sí.
Gracias, Pablo.
ResponderEliminarFue tu santo, no?
ah gracias es verdad
ResponderEliminarpensé que lo decias por mi cumpleaño que es mañana
Creo que en el fondo no nos damos cuenta de lo desagradecidos que somos con nuestros padres hasta que no tenemos hijos y conocemos por fin ese amor incondicional. Bien por tí, estnoM!
ResponderEliminarUn besazo.
Así es la vida, Selenita.
ResponderEliminarQué haceis en días como hoy que queda tan poquita luna? Os juntais todos en ese cachito?
Dicen que el roce hace el cariño, jajaja...
Besos, niña!
Para evitar el overbooking nos vamos de paseo a visitar a los terrícolas. ¡Son más raros que los perros verdes que tenemos por aquí!
ResponderEliminarBesote
Me has emocionado...
ResponderEliminarSí, hubiera sido capaz de quedarse en la puerta con tal de que no llegaras tarde, y de muchas cosas más.
Y luego, con un abrazo se sienten tan felices! Nada más que un abrazo!
Un abrazo.
Sotto Voce
No lo sabes tú bien, sotto voce.
ResponderEliminarTe mando un Beso con la B de tu canción.
En este momento estoy mirando a mi madre, le sonrío, me mira extrañada, pensará que hija mas loca tengo que mientras escribe se rie y me rie. Ahora mismo en cuanto termine de escribirte este comentario, me levantaré y le daré un abrazo, quizás dos.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias por pasarte por mi casa y de bienvenida un regalo, un poema de Angel Gonzalez en mi voz, me basta
es incrible, muchas veces somos tan egoistas que no apreciamos lo que es una madre hasta que ya no la tenemos.Gracias a Dios yo aún la tengo. Hoy voy a darle un pedazo de achuchon que no veas.Gracias Estnom, munchas veces nos olvidamos de darles ese achuchon.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu regalo, Alma, una voz preciosa.
ResponderEliminarMami, mi pintora bloguera preferida, achuchémonos.
ResponderEliminarmmmaaargmmmaaaa...espera, que me ahogasssssss.
Besitos.
Bueno, al parecer su maestra consiguió un pedazo de alumna como la copa de un pino.
ResponderEliminarGracias, reina.
ResponderEliminarMil besos, Carmen.
si es verdad lo que dices en tu post anterior, eres más que un buen recuerdo
ResponderEliminarmira cuántos te pensamos, y te escribimos
Oye. Qué bien se está aquí.
ResponderEliminarY encima con tan tierno tema hoy.
Joooo. Me siento culpable. Mi madre -ya murió hace diez años- siempre se quejó de no haber tenido ninguna hija y sí 8 hijos. Porque -decía- los niños son encantadores de pequeños pero luego les salen pelos en las piernas y se vuelven ásperos e intratables.
Pobre.
Seguro que tú eres el orgullo de tu madre.
Besos agradecidos a tu visita.
Estás en tu casa, Ybris. ¿Te sirvo algo? ¿Un cafecito? Te voy a ofrecer unos bombones de chocolate negro que quitan el sentido, de esos que te dejan los morros dulces, dulces.
ResponderEliminarLo mejor para mi mejor invitado.
Tu madre sería una santa. Dios, 8 varones con pelos en las piernas!!!
Una santa, ya te digo.
Eisss, cacho de pan, eso ha sonado muy muy bien.
ResponderEliminar¿Para cuándo la excursión a la famosa exposición? (chim-pón)
Esas pequeñas cosas hasta que no nos pasan no nos damos cuenta de ellas. Así son la mayoría de las madres, así sin darnos cuenta podemos llegar a ser nosotras.
ResponderEliminarUn saludo,
Sí, es verdad, bardinda, ni siquiera nos damos cuenta de cómo llegamos a ser tan altruistas con los que más queremos, es ALGO que no puede explicarse.
ResponderEliminar